jueves, 9 de junio de 2011

Vargas Llosa no importa tanto...

Es de noche, todo en ella parece una noche. El cenicero del auto se quedó atorado. Hay tickets de diez Oxxos distintos repartidos como peces fuera del agua por todo su carro, estados de cuenta que nunca enfrió y zapatos bajos en los asientos traseros. Al manejar se mira por el retrovisor y escudriña ese perfil incauto que lentamente se pierde en el rímel que baja a los párpados. Melissa compró libros de Vargas Llosa porque en Liverpool los vendían como “…el escritor que ganó el premio nobel 2010. Fascinante…”. Pensó que uno de esos libros prometía al menos una pequeña aventura. Melissa no es el tipo de mujer que compre libros; incluso a mí me detesta comprar libros, prefiero que me los regalen, o que me los presten, que al caso es lo mismo. De vez en vez me permito leer pequeños libros en las cafeterías más frikis del centro: y es que siento una infinita lástima por comprar libros. Melissa es la primera vez que tiene acercamiento con Vargas Llosa. La gruesa pasta y el titulo misterioso le hacen un hueco en el estómago cada que procura leerlo; tanto como a mí tener que escuchar que le interesa realmente.



Melissa siempre conduce con las luces encendidas y con el quemacocos abierto de regreso a casa por si se me antoja un cigarro. Me habla de cosas que no me importan, de cosas que no tienen significado; pero fingimos que nos interesa.



-Dicen que Vargas Llosa es mitómano. ¿Tú qué crees?- pregunta Melissa.



-Por eso escribe tan bonito.



-¿Me invitas un cigarro?- pregunta.



Yo sigo pensando que aborrezco saludar a mi jefe y que me deje ese olor a Hugo Boss en la mano y que detesto escuchar pláticas sobre autores y libros. Seguramente pensará que en las manos se lleva la alegría y en el olor… ¿la dicha?. El nudo de la corbata se empeña en tener una mancha de café en las mañanas y no es la noticia del día. Hoy, después de leer diez páginas más de Easyway para fumadores, saldré y me fumaré los cigarros del mundo que me quedan por fumar, porque repito: “mañana, el mañana que trasciende, es probable que no llegue”