miércoles, 26 de enero de 2011

Y he aquí un caballo blanco.

Una calavera es más interesante que un hombre muerto.
Confirmo que las yemas de los dedos se me están borrando,
que los ojos se me están hundiendo,
confirmo que a mí me dan las once y a ti una vida,
que una vida es nada cuando una hora confina todo,
que las yemas no son cubos de hielo en el Martiní que no bebes,
-siquiera en el acento que dejas muerto al escribir tu nombre-
Porque no hay oído que ruegue un sigilo;
porque la magia de sonetos,
los pies enlazados,
la plantilla de acentos:

no nos distingue el sáfico de uno yámbico;
Y no a mí, pues yo,
yo ya estoy muy cerca.

martes, 25 de enero de 2011

Tan-poco, es para tanto.

En este momento, lo abandono, todo.

Toca la acústica, el claxon,

siempre saldré a observarte;

dentro, yo guardaré silencio.

El mundo no se acaba en una noche.