Total paz. Las cosas deseadas e inmortales, los tributos de los árboles para mi inspiración. Eso que llamamos bienestar.
Aunque no dé semillas ni esperanzas al azar ¡Lavemos nuestros pensares y tallemos duro a la suciedad de sentir placer y querer seguir gozando!, Así ¿quién desea aportar lo correcto, con toda la hipocresía, solo para obtener simpatía?
Que aunque no ha sido fácil, acepto que quise alguna vez impregnar con heridas la más absurda de mis conjeturas referentes a sonreír para los demás, el facilitarme tomar el camino cercano. No hubo y no hay aplauso, ni risa. Se huele culpa y terror. Se rasca en la piel el rechazo bien merecido, se llora la falta de la dicha inmediata. Que no regresará sin humillaciones.
Fluyen, fluyen sin razón por primera vez sin excusa. Aquellas razones con las manos abiertas se dejan venir y fluyen para ser tomadas por las manos de enfrente y para aprobar su carga.
Quizá pensamos en poder persuadir a la imaginación antes de dormir para que pase a ser un sueño idéntico a la realidad; es decir, prever qué es lo que se soñará. Mi sueño tendría el tema, “Es tan fuerte el Anhelo de besar a mi Figura Musical Filosófica sin lenguaje, como el Dialogar con Dupin”. Y lo hago, lo pienso y caigo, lo pienso y no lo sueño. Extraño a Dupin y no lo beso. Mi figura musical sólo puede tocarme cuando cierro mis ojos, en ese espacio negro con puntos azules. Esperando que cante unas piezas con él sólo por haberse visto en mí como lo mejor desde la pubertad, que todo eso lo huele cuando me saluda y que lo logró sin esfuerzos. Y fue hecho, con todo el sudor de las fuerzas para conseguir saciar los labios húmedos, una noche, ahí lo dejé entrar en mí y que se alimentará conmigo de lo que siempre he sentido por él.
Ellos dos. Sólo dos. Los necesito para salir junto con ellos de nuestra fantasía, a Dupin y a mi figura que ya besé porque me ha contagiado, he sido yo para aquellos un efímero instante y no acabo de enfrentar que para mi cerebro son inalcanzables.
Cuando “caigo soñando” se apropia de mi almohada y pienso: ¿qué tan difícil se vuelve para los otros? y es lo que no aceptaré, que quieran tanto y defiendan sus raíces como lo que no son: algo que no debe crecer o salir más allá de lo real, sin despegarnos, porque me toman como mediocre, ilusa y hasta tonta. Me escupen cuando no me planto. ¡Mediocres!
Sin ambición, la misma costumbre y el conformismo caminan de frente hacia nosotros, sin nada más allá para voltear. Y qué bonito resuena en mis tímpanos la idea de ser sabios. Que la libertad sea para quien sepa nombrarla a su favor.
Cual coraje es expresado con cierto toque de lástima, bajando las miradas y tirar lágrimas de soledad. Son la falsedad inmediata al dolor. Que sin alientos esperan verme en alto. ¡Qué carentes!
¡Ya alcancemos el saber justo para dejar caer la envidia de nosotros! Sacudir los flujos y realzar los parpados. Sintiendo el bendecido don de ser oportuna tienen que aceptar mi empatía y mi alto mando para la sencillez. La común sed en mí de transmitir lo real, pocas veces se me quiere reconocer…
¿Cómo podemos ser tan vanos al usar los sentidos que no cuestan y nunca se desperdiciarían con un fin injustificado? Tan egoístas. Es dolor y coraje que quiero mostrar para desaparecer de los sacrificios propios y ajenos. Aquí con líneas, gastando mi ego. Cayendo en el suelo.
Leyendo en mis manos: Ser libres de sentir, necios para permitirlo.
Escrito Por Nanzy Emm, para La Petite Mort.
Aunque no dé semillas ni esperanzas al azar ¡Lavemos nuestros pensares y tallemos duro a la suciedad de sentir placer y querer seguir gozando!, Así ¿quién desea aportar lo correcto, con toda la hipocresía, solo para obtener simpatía?
Que aunque no ha sido fácil, acepto que quise alguna vez impregnar con heridas la más absurda de mis conjeturas referentes a sonreír para los demás, el facilitarme tomar el camino cercano. No hubo y no hay aplauso, ni risa. Se huele culpa y terror. Se rasca en la piel el rechazo bien merecido, se llora la falta de la dicha inmediata. Que no regresará sin humillaciones.
Fluyen, fluyen sin razón por primera vez sin excusa. Aquellas razones con las manos abiertas se dejan venir y fluyen para ser tomadas por las manos de enfrente y para aprobar su carga.
Quizá pensamos en poder persuadir a la imaginación antes de dormir para que pase a ser un sueño idéntico a la realidad; es decir, prever qué es lo que se soñará. Mi sueño tendría el tema, “Es tan fuerte el Anhelo de besar a mi Figura Musical Filosófica sin lenguaje, como el Dialogar con Dupin”. Y lo hago, lo pienso y caigo, lo pienso y no lo sueño. Extraño a Dupin y no lo beso. Mi figura musical sólo puede tocarme cuando cierro mis ojos, en ese espacio negro con puntos azules. Esperando que cante unas piezas con él sólo por haberse visto en mí como lo mejor desde la pubertad, que todo eso lo huele cuando me saluda y que lo logró sin esfuerzos. Y fue hecho, con todo el sudor de las fuerzas para conseguir saciar los labios húmedos, una noche, ahí lo dejé entrar en mí y que se alimentará conmigo de lo que siempre he sentido por él.
Ellos dos. Sólo dos. Los necesito para salir junto con ellos de nuestra fantasía, a Dupin y a mi figura que ya besé porque me ha contagiado, he sido yo para aquellos un efímero instante y no acabo de enfrentar que para mi cerebro son inalcanzables.
Cuando “caigo soñando” se apropia de mi almohada y pienso: ¿qué tan difícil se vuelve para los otros? y es lo que no aceptaré, que quieran tanto y defiendan sus raíces como lo que no son: algo que no debe crecer o salir más allá de lo real, sin despegarnos, porque me toman como mediocre, ilusa y hasta tonta. Me escupen cuando no me planto. ¡Mediocres!
Sin ambición, la misma costumbre y el conformismo caminan de frente hacia nosotros, sin nada más allá para voltear. Y qué bonito resuena en mis tímpanos la idea de ser sabios. Que la libertad sea para quien sepa nombrarla a su favor.
Cual coraje es expresado con cierto toque de lástima, bajando las miradas y tirar lágrimas de soledad. Son la falsedad inmediata al dolor. Que sin alientos esperan verme en alto. ¡Qué carentes!
¡Ya alcancemos el saber justo para dejar caer la envidia de nosotros! Sacudir los flujos y realzar los parpados. Sintiendo el bendecido don de ser oportuna tienen que aceptar mi empatía y mi alto mando para la sencillez. La común sed en mí de transmitir lo real, pocas veces se me quiere reconocer…
¿Cómo podemos ser tan vanos al usar los sentidos que no cuestan y nunca se desperdiciarían con un fin injustificado? Tan egoístas. Es dolor y coraje que quiero mostrar para desaparecer de los sacrificios propios y ajenos. Aquí con líneas, gastando mi ego. Cayendo en el suelo.
Leyendo en mis manos: Ser libres de sentir, necios para permitirlo.
Escrito Por Nanzy Emm, para La Petite Mort.