domingo, 20 de febrero de 2011

¿Adónde vas metida en ese antiguo abrigo gris?

Enero huele a viejo y marzo es un paisaje en fresco de alcantarillas que dibujo en febrero. Hacia abril me habré hecho totalmente de piedra, del talón a la punta de la lengua, me habrán sacado los ojos y se repetirán, una tras otra, frases aterradoras de ti. Los periódicos de la remesa serán viejos y las revistas muy a menudo, junto con el Macchiato, me atosigarán y buscaré algún lugar en esa casa que no me permita soñar. No volveré al café, a la oficina, me cambiaré al piso de abajo, no conduciré más tu auto porque en él habrá rastro de tu perfume.

Una ocasión te encontraré dando vueltas en la tienda de suvenires, ¿Priscilla Rueda?, contestarás que sí en una sonrisa ligera, dejarás el collar de esmeraldas en el aparador y te preguntarás por mí y por la terrible apariencia que dejo a tu frente.

«¿Quieres que te ame?» lo preguntará mi piel al rozar tu mejilla, sin grandes miradas.

Quizá para abril me habré hecho totalmente de piedra.

…y hacerme de piedra no significa para nada una alegoría; digo que me haré de piedra hasta los huesos, como el Principie del viejo Wilde.
Así, con efervescencia y sin mucha ciencia.